NEPAL

Una cicatriz entre dos gigantes

Tierra de montaña, patria de Buda. Incrustado entre China e India, Nepal sobrevive asfixiado sin salida al mar, dependiendo del petróleo que sus colosales vecinos quieran proporcionarle. El país de los ochomiles, el techo del mundo, tembló con sobrecogedora fuerza en 2015 durante uno de los mayores terremotos que ha sufrido esta región del planeta.

Nuestra ONG se estableció allí a raíz de entonces, para contrarrestar los devastadores efectos del seísmo en la población infantil, y paliar en el terreno las consecuencias derivadas de la tragedia.

AMAVIDA ESTÁ DONDE FALTA LA AYUDA INTERNACIONAL

La tímida ayuda internacional apenas llega a Nala, una zona especialmente castigada en las montañas de Nepal. En un país devastado, donde muchos menores de edad con frecuencia se ven obligados a trabajar para ayudar a sus familias, los fondos que la Unión Europea destina a la emergencia humanitaria resultan tremendamente exiguos.

La industria de los materiales de construcción, especialmente del ladrillo, experimentó una demanda sin precedentes en la historia del país tras el terremoto. La pandemia de COVID de 2020, que provocó el cierre de las escuelas y la pérdida de ingresos familiares, favoreció la incorporación de los niños al trabajo del ladrillo para contribuir a la economía doméstica.

EL FUTURO DE NALA EN TUS MANOS

El 41% de los niños sufre desnutrición crónica, lo que produce graves secuelas en su desarrollo físico e intelectual

El 58% de los niños no son registrados al nacer: su invisibilidad facilita el tráfico de personas hacia India u otros países

El 34% de los niños de 5 a 14 años trabajan en lugar de ir a la escuela

LA ESCUELA: DONDE LOS NIÑOS DE NEPAL DEBEN ESTAR

A pesar del deseo del gobierno de introducir la educación a distancia, solo el 29% de los estudiantes en Nepal tienen acceso a ella, y menos de la mitad la frecuentaría regularmente. El cierre de escuelas tras el terremoto y la pandemia de COVID-19 provocó un aumento de la desigualdad y la desnutrición, intensificando peligrosamente los matrimonios infantiles, la trata y el trabajo forzado de los más pequeños.

La situación no mejora. El Banco Mundial estima que la mitad de la población de Nepal se ve abocada a la solicitud de préstamos para satisfacer sus necesidades básicas. Los más desfavorecidos deben recurrir a veces a soluciones mucho más marginales. En nuestra mano está el revertir esta situación, contribuyendo a la integración paulatina de los niños en la educación, devolviéndoles su alimento diario en un espacio de confianza y alegría.